Pedro : infancia y juventud -- Pedro : matrimonio -- Esperanza : juventud y matrimonio -- Pedro : tras la

vida independiente -- Pedro : los comienzos de la Revolución -- Esperanza : la Revolución -- Pedro : luchando

con Zapata -- Esperanza : tres años con Guerrero -- Pedro : la política local -- Esperanza : de política --

Pedro : en la ciudad de México -- Esperanza : en la ciudad de México -- Pedro : conversión al protestantismo

-- Esperanza : conversión -- Felipe : niñez -- Pedro : sobre Conchita -- Pedro : de nuevo en la política --

Pedro : el PRI y la política local -- Felipe : juventud y noviazgo -- Pedro : Conchita y los problemas de

familia -- Esperanza : problemas de familia -- Felipe : problemas en casa -- Pedro : fallecimiento de

Esperanza -- Felipe : sale para la capital -- Pedro : vejez --

PEDRO MARTINEZ es la historia de un campesino mexicano y su familia, referida a Oscar Lewis por el propio

Pedro, por su esposa Esperanza y por Felipe, el hijo mayor. Lewis necesitó veinte años de ardua investigación

antropológica para adentrarse en el pueblo donde nació y ha vivido Pedro, para vencer la proverbial

introversión y reserva de las gentes que habitan los medios rurales, y para conseguir, luego de haber

conquistado su confianza, estas revelaciones que permiten conocer con extraordinaria fidelidad de luchas y las

ilusiones, los fracasos y las alegrías de un campesion pobre. El vivo relato de Pedro, de insospechada

riqueza narrativa, de una elocuencia que a menudo se impregna de resonancias bíblicas, descubre a un hombre

lúcido, satírico, penetrante, que contrasta su acendrado espíritu de responsabilidad , su inquietud política y

religiosa, su afán de superación y su empeño por obtener justicia para su pueblo, con los rasgos peculiares de

su esposa y su hijo Felipe, derivados todos ellos del medio precario en que la familia se formó. Al ceder la

palabra a los personajes anónimos, Oscar Lewis abre a nuestra propia responsabilidad el camino para un diálogo

con la pobreza más real, más efectivo, más humano.